Amo Yoga Nidra.
Amo su profundidad y simplicidad.
Amo estar acostada en la colchoneta durante una hora y regalarme ese tiempo de autocuidado.
Amo que se trate de un yoga inclusivo, al alcance de todas las personas independientemente de su edad o condición física.
Amo esta sagrada técnica que dulcemente me lleva a mi centro, a mi esencia, al encuentro con mi verdadera identidad.
Amo ese “no hacer nada” en el que sin esfuerzo experimento que “soy”. Que soy algo más allá de mi personaje, de mis máscaras, de mi historia, de mi época y de todo lo que me condiciona.
Amo el estado meditativo al que me lleva, en el que el flujo de pensamientos se ralentiza y en el que en las brechas entre pensamiento y pensamiento nado en el vacío luminoso que me habita, escucho el silencio y me siento profundamente en paz.
Amo el doble movimiento que se produce a nivel inconsciente en ese estado hipnagógico, en el que por un lado emerge material reprimido, que al observarlo sin reaccionar se disuelve y pierde su poder de operar desde la sombra y, por el otro, se siembra en la profundidad del inconsciente el sankalpa, esa semilla que al regarla con la práctica va creciendo y guiándonos como un faro.
Amo el estímulo a la creatividad que hay en ese estado intermedio entre la vigilia y el sueño. Imágenes condensadas, desplazadas, metáforas que aparecen fugazmente y que tras la práctica puedes apuntar para luego interpretar. Decía Dalí que “el sueño más característico, el más apropiado para el ejercicio del arte de la pintura, es ‘el sueño con una llave’. Debes resolver el problema de dormir sin dormir”. Así dejó entrever una de las técnicas creativas que utilizaba para trasladar su universo onírico a la pintura. Ese “dormir sin dormir” hace referencia, al estado hipnagógico.
Amo experimentar como opera a distintos niveles:
En lo físico, una relajación muy profunda, el sistema parasimpático funcionando a pleno, reparando, restaurando, acompasándose con el latido del todo.
A nivel mental observas el funcionamiento de la mente y sus automatismos. Comprendes que en muchos casos no puedes controlar lo que piensas, pero sí relativizar. Y así los pensamientos van perdiendo su poder de generar emociones como la ansiedad, el miedo, la rabia o la tristeza… Cuando los observas sin apegarte, tu estado emocional se vuelve más neutro; empiezas a conquistar tu mente poniéndola al servicio de tu ser.
En el aspecto energético verificas que eres mucho más que tu cuerpo físico. Que paradójicamente, al centrarte en la información que te brindan tus sentidos, éstos se retiran hacia el interior y experimentas Pratyahara, te desconectas del exterior. Percibes con claridad tu cuerpo energético, sientes que existe una continuidad con el campo que te rodea. Y te invade una sensación de plenitud, de paz; experimentas tu esencia. Y te das cuenta que dentro tuyo está todo lo que necesitas.
En ese viaje interior de regreso al hogar llegas a ese espacio semejante al ojo del huracán, donde reina la calma, los vientos cesan y brilla el sol, a pesar de lo que sucede fuera porque como decía Carl Jung “Quien mira hacia afuera sueña; quien mira hacia adentro, despierta”. Despiertas a tu verdadera identidad.
Experimenta una sesión de Yoga Nidra haciendo click en la imagen:
Si quieres profundizar en Yoga Nidra este taller puede interesarte.
Paula Colantonio
Cofundadora de Yoganet
Facilito clases de Yoga Nidra los miércoles y viernes de 18 a 19 en Yoganet, Sardenya 202 bis, Barcelona. Ven a experimentar los beneficios de esta poderosa técnica de manera gratuita durante una semana.
Licenciada en Historia
Estudié Psicoanálisis en Argentina (UBA)
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